CARACTERISTICAS DE LA APICULTURA EN QUINTANA ROO Y DEL MERCADO DE SUS PRODUCTOS

Francisco. J. Güemes Ricalde*
Rogel Villanueva G.**

*Profesor-investigador de la Universidad de Quintana Roo, Unidad Chetumal
**profesor del Doctorado en Ecología y Desarrollo Sustentable en el
Colegio de la Frontera Sur, Unidad Chetumal, Q Roo.




Objetivo: analizar las características de la actividad apícola en Quintana Roo así como el panorama general de las condiciones actuales del mercado mundial y regional, lo cual permitirá aportar elementos que ayuden a conocer la problemática por la que atraviesa la apicultura del Estado.


Introducción


La Península de Yucatán es por tradición una región importante productora de miel a nivel mundial, ya que en gran proporción (95%) su producción se destina al mercado internacional, siendo inclusive considerado dentro de los primeros exportadores y productores de gran calidad en Europa y Estados Unidos, donde este producto es altamente demandado por sus características de origen botánico y propiedades mismas de la miel (Apimex, 2001). Existe un bajo consumo per cápita de miel entre la población de México, este aspecto es importante y debe ser tomado en cuenta en el futuro próximo del comercio de la miel.

En México, los pequeños productores se caracterizan por estar dispersos y por carecer de comunicación entre ellos. Además, los apicultores de la Península de Yucatán han venido a menos en productividad y beneficios que encuentran en la apicultura, debido a la llegada de la abeja africana (Apis mellífera), a la detección del ácaro Varroa jacobsoni Oudemans, los bajos precios de la miel durante años en el mercado internacional, efectos climáticos, falta de organización de los productores y mejores condiciones para producir con certificación y diversificación de productos (Villanueva y Collí, 1996, Jiménez ,1998 y Guzmán, 2001).

Por otra parte, los intermediarios ejercen un gran control sobre el mercado organizado, quiénes pagan a precios bajos al productor y distribuyen el producto en el mercado internacional obteniendo todo el beneficio que ello implica. Sin embargo, algunos apicultores logran colocar en los mercados regionales una parte de su producción obteniendo un precio un tanto mayor.

En Quintana Roo, según Sands (1984), la apicultura responde a una lógica diferente a la de economía de mercado ya que no se practica para obtener grandes beneficios económicos, es decir, se traduce en una actividad de subsistencia familiar heredada por los mayas de la Península tiempo atrás.

Hoy en día la aportación de los beneficios económicos a la economía familiar se han reducido ante el acelerado proceso globalizador y los problemas de de mercado de los últimos cuatro años, principalmente en relación al precio en relación al precio internacional.

La apicultura es una actividad complementaria con otras de subsistencia como la agricultura, animales de traspatio y la forestería (Fig. 1). En Quintana Roo existen muchos recursos naturales, a diferencia de otros estados (Sands, 1984), que les permitirían dar mayor valor agregado a la miel, a través de la certificación de origen orgánico. La mayor parte de los apicultores de la Península de Yucatán son pequeños productores cuyos ingresos dependen en gran parte de la venta de su miel, ya que sus otras actividades productivas son básicamente de autoconsumo (Villanueva y Collí, 1996).


Fig. 1 Patrón de actividades productivas complementarias a la
apicultura de los mayas de Quintana Roo
Zona Maya, Municipio de Felipe Carrillo Puerto.

La Actividad Apícola de Quintana Roo en el Contexto Nacional

Según datos de la SAGARPA-CEA (2001), la Península de Yucatán aporta el 31.7% del volumen total producido de miel en México. Esto representa una cifra de alrededor de 17,541 tons producidas de la mejor calidad en el mercado internacional, lo cual ubica a esta región como la de mayor importancia dentro de la actividad apícola de México.

Dentro del total producido en la Península de Yucatán, los datos oficiales de SAGARPA señalan que el Estado de Quintana Roo aporta el 18% del volumen de miel, lo que lo ubica en el tercer sitio de importancia en el área señalada después de Yucatán que aporta el 57% y Campeche el 25%, lo cual los ubica en el primero y segundo sitio, respectivamente. Sin embargo, según estimaciones de los centros de acopio y declaraciones de los mismos intermediarios y técnicos de SAGARPA en la zona maya se calcula que alrededor de 1,000 toneladas registradas en los centros de acopio de Valladolid provienen de poco más de nueve comunidades aledañas a la frontera de Quintana Roo, principalmente de las comunidades de Dziuché, Presumida, Señor, San José, San Roman, Fco. I. Madero, Tihosuco y Sta. Rosa y aquellas comprendidas hasta Tepich en la región conocida como los Chunes. Esto provoca variaciones en los datos reales sobre la producción relativa por estados. A esto también hay que agregar el comercio a través de intermediarios que distorsionan los registros con el tránsito de miel de una entidad a otra.

El Estado de Quintana Roo según cifras estimadas con base a datos de la SAGARPA (2001), para 1999 se ubicaba en el sexto puesto como principal productor de miel en México con un toal de 3,164 tons producidas, después de los estados de Yucatán que ocupa la primera posición con 9,980 tons; Guerrero en segundo sitio con 5,899 tons; Veracruz en tercero y Jalisco en cuarto lugar con 5,669 y 5,004 tons, respectivamente; Campeche ocupa la quinta posición con 4,397 tons. (Fig. 2).

Fig. 2 Participación por estado en la producción nacional de miel 1999
Fuente: Elaborado con base a datos de SAGARPA –CEA 2001

En cuanto a la participación del estado de Quintana Roo en el inventario nacional de colmenas realizado por SAGARPA-CEA en 1999, esta entidad registra el sexto sitio con un total de 113,530 colmenas que representan el 5% del total nacional, superado en orden de importancia por Yucatán con 271,137 (14%); Jalisco con 243,318 (13%); Campeche con 195,168 (10%); Veracruz con 166,365 (9%) y Guerrero 123,895 (6%). Estos datos oficiales muestran ciertas inconsistencias con la producción (Fig. 3).

Fig. 3 Participación de Quintana Roo en el inventario apícola nacional de 1999
Fuente: Elaborado con base a datos de SAGARPA-CEA 2001

La Producción de Miel en Quintana Roo

La Secretaría de Desarrollo Agropecuario, Rural e Indígena (SEDARI) del Gobierno del Estado (2001b) reporta que la apicultura es una actividad de importancia por los beneficios socioeconómicos y el carácter social que representa para las cerca de 3,700 familias del sector rural que dependen de ella. Según estimaciones propias realizadas sobre la base de la producción estatal del año de 2000, la apicultura representó un ingreso económico promedio de alrededor de $5,000.- pesos anuales por productor, a los que habría que descontar los costos de producción. Esto de alguna manera explica los apoyos del Gobierno del Estado a manera de subsidios hacia la apicultura a pesar de sus condiciones de producción. Aunque este aporte al ingreso familiar es bajo, resulta de gran importancia para la subsistencia ya que el efectivo que se recibe por la venta de la miel es en algunos casos, la fuente de ingresos más importante dentro del patrón de actividades de la unidad económica familiar de muchos quintanarroenses (Villanueva y Collí, 1996).

En este sentido cabe destacar las diferencias que se registran en relación con los productores de otros estados quiénes obtienen mayores ingresos por año provenientes de una mayor productividad y diversificación de la actividad. Según datos de Vandame (2001), en Chiapas la apicultura genera un ingreso promedio anual de $9,700.- pesos por apicultor, mientras que en Campeche se ha calculado un promedio anual de $5,623.- pesos. Para el caso de Yucatán según estimaciones de la Sociedad Apícola Maya (2001) algunos productores reportan ingresos entre $6,000.- y $7,000.- pesos anuales. Sin embargo, estas cifras varían por supuesto con base en las condiciones de productividad de cada apicultor independientemente de la zona en que se ubique. Para Quintana Roo el rendimiento promedio para los últimos dos años (2000 y 2001), según estimaciones con base a datos del Programa Apícola de la Secretaría de Desarrollo Agropecuario, Rural e Indígena (SEDARI) fueron de 26 y 30 kgs de miel por colmena, respectivamente.

En los últimos años los efectos climáticos como los huracanes Mitch y Keith y las heladas en el año 2000 han afectado notablemente la flora néctar-polinífera de la región y esta a su vez la producción de miel, lo que ha exigido esfuerzos extraordinarios por parte de los apicultores para tratar de mantener la producción. Por ello actualmente se están coordinando esfuerzos para impulsar la producción de miel ecológica para el mercado internacional con mayores precios y beneficios para los productores, así como las posibilidades de dar valor agregado al producto e impulsar el consumo de miel entre la población de la región.

La miel que se recolecta en el estado de Quintana Roo proviene de más de 40 especies melíferas distintas según investigaciones realizadas por Villanueva (2001), lo que demuestra la gran diversidad de especies que es factible certificar de acuerdo al origen de la miel de Quintana Roo, lo que daría como resultado una agregación de valor en el mercado europeo de alrededor del 20%. Las principales especies visitadas según los resultados de estas investigaciones son: tajonal (Viguiera dentata), chechem (Metopium brownei), tsiitsilché (Gymnopodium floribundum), chaká (Bursera simaruba), kaan-chunub (Thoninia canesceras), sak-piixoy (Trema micrantha), salam (Lysiloma latisiliquum), etc.

El color promedio de la miel obtenida varía en gran medida de acuerdo a la especie nectarífera de la cual proviene y de su madurez. En el mercado local es comúnmente seleccionada como miel clara y oscura aunque se considera con mayor demanda la miel ámbar clara de supuesta mejor calidad entre los consumidores. Por lo general las mieles de la Península de Yucatán no se separan de acuerdo a su origen botánico, lo que se hace es mezclarlas, impidiendo de esta manera darles un valor agregado. Algunas mieles podrían ser consideradas como monoflorales por lo cual pudieran tener un mayor valor comercial, su precio se podría incrementar hasta en un 100%.

Echazarreta, Quezada, et, al. (1997) y Miel Mex (2001), señalan que la colecta de miel inicia con la floración en los meses de enero y febrero incrementando su volumen obtenido en los meses de marzo a junio. En este primer semestre se obtiene el 95% del total producido. El 5% restante se obtiene en la segunda mitad del año, aunque los problemas de humedad son más frecuentes en los centros de acopio ya que superan en ocasiones el 20% de humedad exigido como máximo.

En Quintana Roo y el resto de la Península, la apicultura reviste características de orden social desarrollada exclusivamente para la obtención de miel, por lo que difícilmente se obtienen otros productos de las abejas para su comercialización (SEDARI, 2001).

La apicultura ha sido fundamental para la conservación de la biodiversidad ya que las abejas polinizan durante el pecoreo, infinidad de plantas (Munguía, 1999). El empleo de la abeja africana en plantaciones comerciales es escaso en Quintana roo ya que la polinización no es necesaria debido a que existen suficientes abejas nativas que las polinizan.

Según datos del Censo Apícola 1990-2000 (SAGARPA, 2001 y TRON, L. 2001) e información del programa Apícola de la SEDARI (2001a y 2001b), el volumen de miel obtenido desde 1986 se ha mantenido en un promedio de 3,100 toneladas por año, con algunas fluctuaciones hasta un máximo de 3,300 tons. en 1996 y un mínimo de 2,630 tons en el año 2000. Las cifras más bajas en estos últimos 12 años se registraron precisamente en los años recientes. En el 2001 la cifra registrada era de 2,081 toneladas lo que al parecer sería una baja en la actividad (Fig. 4).

La caída en la producción apícola se explica como efecto de la africanización y la presencia de la varroasis según Villanueva y Collí (1996). También en los años en que se ha reportado presencia de huracanes como el Opal y Roxana y más recientemente los huracanes Keith y Mitch, se han registrado mermas importantes en la producción.

Otro factor importante a considerar en la actividad apícola es la edad de los productores. La asistencia técnica de la SAGARPA en el Municipio de Felipe Carrillo Puerto (2001) reporta que en la zona maya de Quintana Roo muchos apicultores son principalmente adultos mayores de 40 años, ya que los jóvenes se han visto obligados a abandonar la actividad al trasladarse a las zonas turísticas para vender su fuerza de trabajo ya que el precio pagado por la miel les resulta poco atractivo.

Fig. 4 Producción de miel en Quintana Roo 1986-2001 (toneladas)
Fuente: Elaborado con base a datos de SAGARPA, Tron y SEDARI (2001
)

Inventario Apícola en Quintana Roo

El inventario apícola de SAGARPA (1990-2000) y las cifras recientes de SEDARI (2001b) muestran cierto detrimento en torno a la actividad apícola partiendo de la base de los últimos 12 años. Esto se observa en la figura 5, la cual muestra un drástica caída del 40% en el número total de colmenas registradas entre 1990 y 1995. A partir de 1996 y hasta el año 2000, se puede observar una cierta recuperación del 24.1% de las pérdidas debido probablemente al subsidio que recibieron los apicultores por parte del Gobierno del Estado. Sin embargo, cabe mencionar que para el 2001 se reporta un ligero descenso en el total de colmenas cuya cifra fue de 100,310 en toda la entidad debido principalmente a los efectos climáticos del huracán Keith que afectó el año anterior a la zona centro y sur de Quintana Roo (Fig. 5 y Tabla 1).


De acuerdo a cifras del Programa Apícola de la SEDARI (2001b) en Quintana Roo se registra un total de 3,689 apicultores distribuidos en cinco municipios del Estado. Se encuentran agrupados en 17 Sociedades Apícolas que en su mayoría se localizan en los municipios de Othón P. Blanco (7), Felipe Carrillo Puerto (5) y José María Morelos (3). Las dos restantes se localizan en los municipios de Solidaridad y Lázaro Cárdenas (Tabla 1). Cabe mencionar que en cinco de estas asociaciones (distribuidas en 4 municipios) se concentra el 70.1 % del inventario de colmenas. También estas cinco asociaciones producen el 69% del volumen total de miel e incluyen al 66% de los productores registrados en el Estado en el 2001. Las cifras por municipio muestran una gran concentración de la producción en tres de ellos (Figura 6).

Fig. 6. Importancia relativa de los municipios apícolas en términos de los volúmenes de producción obtenidos en el 2001
Fuente: Elaborado Con Base a Datos del programa Apícola (SEDARI, 2001)

Tabla 1. Indicadores recientes por sociedades apícolas en Quintana Roo

Organización
Municipio
No. De apicultores
No. De Colmenas
Producción de Miel (tons)
S.P.R. “Hai-Ich-Cab” O.P.B 62 1550 48
S.P.R. “Miel y Cera de Otón P. Blanco” O.P.B. 1044 18000 50
S.P.R. “Soc. de Agricultores de Caobas” O.P.B. 66 1168 35
S.P.R. “Hu-Lol-Ché” O.P.B. 16 1780 53
S.P.R. “Productores Apícolas de Laguna OM” O.P.B. 45 1466 43
S.P.R. “Kabi-Jabim” O.P.B. 70 1500 45
Soc. Microindustrial de R.L. “Miguel Hidalgo” O.P.B. 60 1300 39
S.P.R. Muuch-Meyaj” J.M.M 722 10000 300
S.P.R. “Miel y Cera de Dziché” J.M.M 580 16000 450
Soc. Microindustrial de R. L. “Lic. avier Rojo Gómez (S de R.L. MI) J.M.M 21 315 10
S.S.S. Chilan-Kaab´Ob F.C.P. 290 3896 117
S.P.R. Miel y Cera de Felipe Carrillo Puerto” F.C.P. 248 3450 104
S.P.I.F. “Tumben Cuxtal” F.C.P. 205 5000 150
“Productos orgánicos del Sureste” F.C.P. 157 3000 120
S.P.R. “Nojoch Xuunan Kaab” F.C..P. 300 18,006 540
S.P.R. “Kazihil-Kaboób” L. C. 391 6515 195
S.P.R. “Productores y Realizadores de Miel Maya” Sol. 328 4768 143

(OPB) Othón P. Blanco; (J.M.M) José Maria Morelos; (F.C.P) Felipe Carrillo Puerto;
(L.C) Lázaro Cárdenas; y, (Sol).= Solidaridad
Fuente: Programa Apícola, SEDARI (2001)

Infraestructura Disponible y Centros de Acopio

Actualmente se cuenta con cuatro plantas propiedad del Gobierno del Estado, que operan en comodato. Se localizan en cuatro municipios del Estado: Othón P. Blanco, Felipe Carrillo Puerto, José María Morelos y Lázaro Cárdenas. Estas plantas cuentan con capacidad de 60 toneladas cada una, con acopio, purificación y envasado de miel en tambores de 300 kg, aunque dos de ellas se encuentran sin operar en la actualidad (ubicadas en Nuevo Xcan y Felipe Carrillo Puerto).

Existen además organizaciones de productores en Felipe Carrillo Puerto y José María Morelos que cuentan con plantas propias (Figura 8). También recientemente el Gobierno del Estado instaló un pequeño centro de acopio con capacidad de 15 toneladas en la localidad del Cedral del municipio de Lázaro Cárdenas.

La empresa privada “Industria Mielera del Caribe” recientemente se ha instalado en Dziuché, Mpio. de José María Morelos como centro de recepción y acopio en esa localidad, sin embargo aún no entra en operación. Además, operan como intermediarios particulares en Felipe Carrillo Puerto y Chetumal: la empresa “Miel Mex, S.A.”, en Ucum Mpio. de O.P.B. la empresa del Sr. Berrón Autrique de la ciudad de Mérida y en Chunhuhub Mpio. de Felipe Carrillo Puerto el Sr. Luis Romel de ascendencia alemana.

Como acopiadores y envasadores de miel únicamente se registra la SPR “Macario Gómez que en asociación con el Mpio. de Solidaridad operan la empresa “Productores y Realizadores de Miel de la Riviera Maya”.

Fig. 8 Infraestructura del centro de acopio de la S.S.S. “Chi´ilan-Kaab´ob”
en el Mpio. de Felipe Carrillo Puerto

Fotografías: Trabajo de Campo. Febrero de 2001

La Miel en la Religión

Los historiadores describen la actividad apícola y el intenso cuidado de las abejas que tenían los mayas durante la colonia; asimismo resulta evidente que la meliponicultura en esa época estaba más extendida que la apicultura en cualquier país de Europa. Los mayas utilizaron la miel como el recurso principal en la fabricación del “balché”, bebida que incluía además de la miel, corteza del balché (Lonchocarpus longistylus Pittier) y agua, que se utilizaba en festividades religiosas. El documento más antiguo sobre aspectos relacionados con la apicultura en la Península es el códice Troano (de la época hispánica) en el cual se hace mención de las festividades religiosas. Festejos similares fueron descritos por el obispo Diego de Landa, quien comenta que durante los meses de Tzec (Noviembre) y Mol (Diciembre), los apicultores mayas celebraron fiestas dedicadas principalmente al dios Ah-Muzencab para asegurar un buen flujo de néctar, muy importante para lograr una buena cosecha de miel (Enciclopedia Yucatanense, 1973).

Comercio de la Miel en la Península de Yucatán

La miel ha sido utilizada también como moneda y ha sido objeto de un intenso comercio que realizaban desde Tabasco, por mar con Honduras (Ulúa) y Nicaragua, así como con el Imperio mexica. A cambio de miel y cera, los mayas probablemente recibían semillas de cacao y piedras preciosas (Labougle y Zozaya, 1986). Esta práctica ha sido utilizada en numerosas culturas en el mundo. Con la llegada de los españoles a América, podría pensarse también en la introducción de la abeja común europea (A. mellífera), sin embargo, la metrópoli siempre consideró la venta de miel y cera como un monopolio real y exclusivo de España. No obstante debido a las actividades religiosas surgió una fuerte demanda de la cera de abeja, utilizada para fabricar velas, que eran absolutamente indispensables para oficiar la misa. Por ello, la casta de los “halch-uinics” al ocupar en la Península de Yucatán el sitio que correspondía, los españoles les exigieron cera como tributo. Después, con la introducción de la caña de azúcar la miel pasó a segundo lugar y sólo se empleaba para la fabricación del balché (Ruz, 1980).

Gómez (1990), cita que el desarrollo comercial de la miel se dió en la Península de Yucatán a partir de la década de los años 30’s (principalmente en el estado de Yucatán y posteriormente en Quintana Roo) y es a partir de esa fecha que se da un fuerte impulso a la apicultura; la difusión cada vez mayor de los beneficios que otorga esta actividad, ocasionó que la gente se interesara más en ella y que las empresas comenzaran a crecer, formándose así, asociaciones en toda la Península. En el año de 1968 se formó la Sociedad Apícola “Javier Rojo Gómez”, que actualmente cuenta con cuatro centros de acopio que se encuentran situados en Chetumal, Nuevo Xcan, Dziuché y Felipe Carrillo Puerto.

El 14 de octubre de 1971 se constituyó el Comité Apícola Peninsular (CAP) en Cozumel, Q Roo., con el objetivo de unificar la oferta al mercado exterior. Este comité lo constituyen la Sociedad de Crédito Agrícola de R. L. “Lic. Javier Rojo Gómez (ARIC), Quintana Roo. ; Miel de Abeja de Campeche, Campeche; “Apícola Maya de Mérida”, Yucatán y la Sociedad Cooperativa de Consumo Apícola “Lol-Cab” S.C.L. en Mérida, Yuc. (Martínez, 1974).

En la actualidad, SAGAR (1996) y Collí (1998) mencionan que en la Península de Yucatán se exporta aproximadamente entre un 95 y un 99% de la miel que se produce, el otro 1% a 5% es consumida localmente. Citan que actualmente los apicultores están organizados en sociedades y están empezando a exportar sus productos sin el intermediarismo que siempre ha prevalecido, y de esta forma los productores han incrementado sus ganancias.

La miel de la Península se exporta principalmente a Alemania (70 %) e Inglaterra (20%), y el resto (10%) a Bélgica, Holanda, Italia y Estados Unidos de América (SAGAR, 1996). Desde 1994 se empezó a exportar a Arabia Saudita y el año pasado se inició la exportación a Filipinas (SAGAR, op cit).

En diversos medios impresos de circulación en la Península se menciona que los intermediarios que acaparan la compra y exportación de miel en la Península de Yucatán (Berrón, Salazar, Miel Mex, S.A de C.V, etc), han manifestado poco interés en industrializar la miel para darle más valor agregado al producto, sin embargo, se han expresado favorablemente hacia la conquista de nuevos mercados en el Caribe y Centroamérica como Guatemala, Aruba, Honduras, etc., que implican menos exigencias en materia de calidad.

Según datos de la SEDARI (2001b) , en Quintana Roo se registran un total de 17 organizaciones sociales que abarcan la mayoría de los productores de la entidad. Esta dependencia ha contribuido con 6 millones de pesos anuales para apoyar el desarrollo de la apicultura en el estado, lo que ha permitido tener una producción de 3,000 toneladas de miel por año. Sin embargo, se ha registrado una caída en los precios bajando de $15.°° por kilogramo en 1997 a menos de la mitad, es decir $5.°°, $6°° y $7.°° por kilogramo en los años subsecuentes (Hau, 2001).

Por otro lado, en información obtenida en campo (Güemes, 2001) de los mismos productores e intermediarios, se señala que el consumo de miel en el mercado regional es en el mayor de los casos ocasional, y no tiene el nivel de exigencia de calidad del mercado internacional. La comercialización de la miel se ha caracterizado por realizarse en envases de vidrio de Coca Cola de medio litro o botellas de vino de 1 litro que son lavadas a mano.

No se registran prácticas mercadológicas especializadas de envasado o etiquetado, entre otras, a diferencia de Yucatán donde inclusive se ha detectado recientemente el intento de fabricar paletas y dulces ó jarabes medicinales naturales en combinación con otros subproductos como el propóleo.

Estos compuestos de miel y propóleo son vendidos a razón de $10.°° a $12.°° en cajitas con 10 pastillas y de $14.°° y hasta $53.°° pesos en botellitas de plástico de 100 ml., respectivamente.

También se comercializa polen en envases de plástico de 365 grs que son vendidos a razón de $65.°° c/u, según se pudo constatar en visita de campo en el mes de febrero a la Sociedad de Producción Rural Chi´ilan Kaabo´ob del municipio de Carrillo Puerto, Q Roo. Sin embargo, el proceso de envasado se realiza en Yucatán con polen que se envía desde el municipio de Carrillo Puerto.


Los intermediarios como norma general exigen como calidad en la miel un porcentaje máximo de 18 a 20 grados de humedad y cuando estos niveles son rebasados simplemente no aceptan en compra el producto. Sin embargo, el gerente de la empresa Miel Mex , S.A. de C.V. en Chetumal, Sr. Manuel Silva en coincidencia con el Programa apícola de la SEDARI en Quintana Roo (2001a), señalan que recientemente ante los problemas en el mercado internacional relacionados con el contenido de residuos tóxicos en la miel se ha iniciado una campaña para informar a los productores sobre el hecho de evitar el uso de ciertos químicos de manera irracional (tabla 2) cuya presencia al ser detectada (algunos por encima de un rango determinado) en los laboratorios en Alemania y Europa en general, provocan el rechazo inmediato de esa remesa con consecuencias posteriores.

Además, los intermediarios (Berrón, Salazar, Miel mex, etc.) señalan que las condiciones de manejo de los productores no permiten mejores condiciones de calidad para seleccionar la miel por su origen, pureza, etc. que darían valor agregado al producto.

Fig. 9 Miel en envase de medio litro de Coca cola y polen en envases de Gerber en exhibición para su venta al detalle en pequeñas tiendas de Presumida y Chetumal
Fotografía: José María Morelos, Q Roo. Tienda del Sr. Rivorosa y Chetumal, Q Roo. local comercial ubicado en el Mercado “Nuevo”

En recorridos de campo por la zona maya, fue posible observar que la miel se comercializa a granel en cubetas de 19-20 litros que regularmente fueron envases de pintura, o bien, en garrafas desde 5 hasta 20 litros, que muchas veces presentan condiciones de higiene bastante descuidadas, asimismo, debe señalarse la práctica que los mismos intermediarios efectúan en el centro de acopio al mezclar las distintas mieles que llegan a ofrecer los apicultores desde sus apiarios de la región en condiciones distintas de humedad, color, pureza, etc. Esto nos llevó a concluir después del trabajo de campo, que el esfuerzo del Gobierno del Estado ha sido en el sentido de mejorar el equipo de los productores quiénes han querido aprovechar los subsidios para elevar la producción lo cual parece tener resultados significativos, sin embargo, el marcado intermediarismo, la escasa organización y la falta de fondos de capital como un fondo revolvente para la comercialización resultan trascendentes en el planteamiento de la problemática apícola actual de esta región (Güemes, 2001).

Si bien es cierto que existen esfuerzos de organización y regulación del precio por parte de una Sociedad de Producción Rural, Chi´ilaan Kaabo´ob, aún falta mucho por hacer en términos de calidad y sobretodo en materia de mercadeo y comercialización.

Fig. 10 Tipos de envase y nivel de higiene al transportar miel del apiario
al centro de acopio más cercano

Fotografía: Febrero de 2001. Felipe Carrillo Puerto. Q,Roo.

La capacitación parece ser también un factor importante en la resolución de los problemas de los productores. Existe una marcada dependencia de la actividad hacia la existencia de un reducido número de intermediarios que monopolizan las exportaciones de miel, inclusive en la Península. En este sentido resulta aún más grave la situación para la apicultura de Quintana Roo, ya que todo parece asociarse en torno a un solo factor del cual se derivan los demás, el precio de la miel en el mercado ante la falta de nuevos planes para el desarrollo de nuevas formas para su comercialización y para el desarrollo de otros subproductos de la Apicultura y del valor agregado que pueda darse directamente a la miel (Hau, 2001).

Fig. 11 Estrategias de envasado para dar mayor valor agregado a la miel. Soc. de Producción Rural de Chi´ilaan Kaabo´ob, Mpio. de Carrillo Pto. Q Roo.
Fotografía: Sociedad Rural de Producción. Mpio. De Carrillo, Puerto.

Consumo de la Miel

En relación al consumo en el mercado local popular, García, et al. (1999) obtuvieron en un sondeo de mercado del consumidor final en la localidad de Chetumal, que el 97% de los entrevistados consumía miel contra un 3% que no la consumía. Además, este alto porcentaje de consumidores se manifestó con un marcado gusto por la miel aunque su frecuencia de consumo mostró gran variabilidad ya que el 34.5 % de estos la consume una vez al mes, el 51.7% la compra cuando es necesario por enfermedad de la gripe principalmente, o cada dos meses, sólo el 10.4% la compra con relativa frecuencia y el 3.4% una vez por semana. Esto hace suponer que existen amplias posibilidades de incrementar la demanda en el mercado regional.


En cuanto a las porciones o volúmenes de miel que adquieren, el sondeo de García, et al. (1999) en primera instancia, revela que existe una marcada preferencia por presentaciones de 1 litro, aunque las pequeñas de medio litro y cuarto litro son también aceptadas en ese orden de preferencias, quedando descartada la presentación de ¾ de litro ya que suele engañar al consumidor en relación al precio, pero que el volumen de compra siempre estará en función de las necesidades o motivos de compra del cliente, los cuales deben ser estudiados a fondo.


El Mercado Internacional de la Miel

Europa, sin incluir los países de la antigua Unión soviética, tiene aproximadamente 13 millones de colmenas de abejas, un promedio de 7 por cada 2.6 km2, una densidad de colmenas siete veces mayor que la de cualquier otro continente (Tiatrini, 2001).

A pesar de la gran densidad de abejas, se consume más miel de lo que puede producirse y Europa occidental es la región del mundo que aporta mayor cantidad de miel. Los europeos en general están acostumbrados a consumir miel ya que es parte de su herencia de siglos pasados, cuando la apicultura formaba parte del ritmo de vida de cada comunidad rural y las ciudades eran lo suficientemente pequeñas, proveían a las colmenas silvestres de alimento y lugares para anidar (Apimex, 2001).


Sands (1984), cita que los países con más alto nivel de consumo de miel son todos los países industrializados. En orden descendente de consumo quedarían de la siguiente manera: Holanda, Canadá, Alemania, Bulgaria, Austria, Dinamarca, y los Estados Unidos. Todos estos países consumen 0.6 kilogramos o más de miel por persona al mes con el caso especial de Holanda que reporta en edades medias un consumo hasta de 2 kilogramos per cápita lo cual debe ser contrastado con los datos promedio de los países de Centro América y Sudamérica de 0.16 kilogramos per cápita por mes.

Los más grandes importadores y consumidores de miel son las naciones industrializadas: Alemania, Japón, Reino Unido, Italia, Francia, Holanda, Suiza, Bélgica y Luxemburgo (listados en orden por volumen de importación en 1981). En todos estos países, excepto los Estados Unidos, la miel es primordialmente consumida como miel de mesa en aproximadamente el 90% del consumo total. En los Estados Unidos cerca del 20% es absorbido para usos industriales tales como el tabaco, cereales y cosméticos (Sands, op cit). También es necesario considerar que Alemania y otros países de Europa sí presentan altos niveles de importación, también de que son redistribuidores de Europa, según consta en los siguientes datos (Tabla 3).

México tiene una importante participación entre los tres principales exportadores de miel a Europa, principalmente a Alemania, país al que en 1999, exportó en promedio 14,323 toneladas, lo que representa el 16% del total de las importaciones, ocupando el segundo lugar en importancia después de Argentina que alcanzó una cifra promedio de 27, 328 toneladas con el 30% de la demanda de los alemanes. El tercer lugar lo ocupa China con 12,729 toneladas, es decir el 14% (Braunstein, 2001a). El precio (CIF) promedio que se pagó por la miel mexicana fue de US$1.26 dólares por kilogramo, mientras que la miel de Argentina y China recibieron en promedio US$1.10 y US$0.95 dólares en promedio, respectivamente.

Tabla 3. Número de importadores, agentes y empacadores de miel en Europa en el año 2000 (estimado)


En el mercado de Estados Unidos, a pesar de la cercanía, México cubrió entre enero y julio de 2000 apenas el 4% promedio de las importaciones de ese país, a diferencia de Argentina que es el principal abastecedor de miel de Estados Unidos, ya que aporta el 35% del total (Braunstein, 2001ª). En este mercado la miel mexicana marcó una variación en el precio promedio (CIF) por kilogramo entre US$0.9 y US$1.17 dólares, mientras que la miel Argentina y China se pagó en promedio a razón de US$0.9 dólares el kilogramo (Braunstein, 2001ª y b ).


Normas de Calidad en el Mercado Internacional

Por definición, la miel es un producto natural, que no contiene aditivos ni conservantes. La fecha indicada en los botes en los mercados internacionales es meramente un dato que hace referencia a su frescura, aunque la miel puede conservarse por varios años conservando su aroma y características gustativas originales.

Según la legislación europea, la simple palabra “miel” sobre un embalaje es suficiente para asegurar al consumidor un origen 100% natural. Sin embargo, la calidad de los productos es además regularmente controlada por laboratorios autorizados (Bernard , 2001).

Existen tantas variedades de mieles como especies vegetales nectaríferas. Cada miel va a tener un aroma y sabor distintivo de acuerdo a la especie vegetal que la abeja visitó. Las mieles son clasificadas en los mercados internacionales según sus orígenes:

a) Orígen botánico: hablamos generalmente de miel monofloral como la miel de acacia, de brezo, de lavanda, de romero, de trébol, etc.; o de terruños multiflorales (mieles de varias flores) a menudo clasificadas según los lugares de cosecha (llanura, montaña ó bosque), o la temporada (miel de primavera o de verano ...)

b) Origen geográfico: las mieles de las regiones son clasificadas según el orígen geográfico y la flora habitual de una región determinada: miel de los pirineos, miel de los Alpes, miel de Anou, miel de Córcega, miel de Gátinais, miel de Francia, miel de la península de Yucatán, etc.

c) Miel de mielada: Nos referimos a la miel que producen las abejas al libar las secreciones de áfidos, estas mieles se producen en los bosques de zonas templadas

Discusión

En coincidencia con Villanueva y Collí (1996) para ayudar a fortalecer la apicultura y su comercialización en Quintana Roo es necesario llevar a cabo ciertos mecanismos y acciones, entre ellos: establecer un Laboratorio para determinar el origen botánico y calidad de las mieles que se producen, determinando su origen botánico que permitiría penetrar nuevos mercados nacionales e internacionales con mayor valor agregado y por supuesto con mayores precios (al menos 20% más) y beneficios para la apicultura. Si no fuera posible construir un laboratorio de calidad de miel, recurrir al laboratorio de SAGARPA en la ciudad de Mérida.

Habría que analizar la factibilidad de producir miel orgánica, ya que en Quintana Roo existen aún recursos néctar-poliníferos en abundancia, sin embargo, las condiciones generales de infraestructura propias para su producción y los niveles de organización y capacitación de los apicultores están en niveles que exigen un esfuerzo adicional.

También es importante estimar la rentabilidad real que produciría al agricultor el producir miel ecológica, ya que de acuerdo a las tendencias observadas en los precios en los últimos años estos han venido a la baja y se estima sigan con esta tendencia. Estos precios deberán ser comparados con los costos reales que implica el producir esta miel incluyendo los costos de oportunidad que representa el abandonar la producción de miel convencional. Así mismo para evaluar el concepto ecológico de la producción de miel deberá considerarse también el costo de las externalidades bajo el concepto del desarrollo sustentable.

Por el lado del mercado internacional de la miel ecológica la demanda supera a la oferta de este tipo de productos que alcanzan gran valor en mercados como Alemania, Inglaterra, Holanda, Francia, Suiza y Arabia Saudita, pero no debe dejar de pensarse que esto traerá beneficios siempre y cuando se reduzca el intermediarismo.

También es necesario desarrollar en Quintana Roo una apicultura más integral y tecnificada, intensiva, y organizada que permita elevar los volúmenes de producción aprovechando las economías a escala, situación que daría enormes ventajas para negociar y regular precios en relación a costos de producción que por ende deberán bajar. Por ello, la organización de los productores es importante, sobretodo por la modalidad de incluir a la apicultura dentro de un patrón de actividades de subsistencia de las familias mayas.

Según investigación de campo a principios del 2001, se reportan opiniones de los apicultores de la zona maya quiénes señalan la falta de capitalización de los apicultores limita el poder incrementar el inventario de colmenas. También aceptan la necesidad de elevar la calidad de la miel y de la producción, para lo cual la capacitación es indispensable.

Lo anterior demuestra en cierta medida que la subsistencia de la actividad apícola está en función de un gran porcentaje del subsidio que se recibe y que acaba por absorber los costos de la producción, ya que el ingreso por la venta de la miel se destina a cubrir los gastos familiares inmediatos y pocas veces a incrementar el número de colmenas en posesión. Si a lo anterior agregamos los efectos climáticos y demás factores externos como fluctuaciones de precios, intermediarismo, competencia en el mercado mundial y la varroasis. Todos estos factores nos permiten entender mejor la vulnerabilidad de la actividad y la necesidad de buscar alternativas que incrementen la rentabilidad de la apicultura en Quintana Roo, y el resto de la Península.

Se entiende que en oposición a los resultados esperados por el programa apícola de la SEDARI en Quintana Roo, en los últimos cuatro años, la actividad si bien no ha ido en detrimento como consecuencia de este mismo esfuerzo, tampoco ha mejorado sustancialmente, ya que se ha registrado una caída en los precios bajando de $15.°° por kilogramo en 1997 a menos de la mitad, es decir $5.°°, $6°° y $7.°° por kilogramo en los años subsecuentes (Guzmán, 2001).

La actividad se ha retraído a niveles de poca rentabilidad debido al promedio de colmenas por apicultor, el cual es muy bajo, convirtiéndola en una actividad secundaria con escaso manejo técnico ante el bajo estímulo del precio y la necesidad de integrar otras actividades a la unidad familiar que le permitan subsistir. A lo anterior habría que agregar el problema de la falta de organización, la presencia de la varroa y los problemas asociados con la africanización.

Esto no atañe solo a los apicultores, ya que las condiciones del mercado, la descapitalización que se observa inclusive en las asociaciones de apicultores más organizadas y productivas, como la SPR CHIilaan Kaabo´ob de Felipe Carillo Puerto, les impide crecer en volumen de producción en organización, infraestructura, fondos de reposición, etc. Por esto el objetivo y las metas de los próximos programas del Gobierno deberán considerar estos aspectos para lo cual requerirán de mayores recursos.

La meliponicultura es una actividad que representa una ventaja comparativa susceptible de aprovechar desde el punto de vista del mercado regional e internacional, inclusive manejada en pequeña escala ofrece un enorme potencial de aprovechamiento, sin embargo, el efecto globalizador sobre la economía de los mayas de Quintana Roo avanza más rápido en sentido inverso al proceso de heredar la cultura de esta importante actividad ancestral.

La diversificación de productos de la apicultura hacia la producción de polen, jalea real, propóleo, cera y veneno de las abejas, no solo es factible sino necesaria a fin de ver a esta actividad como rentable para el productor, ya que los incrementos en los precios y la disminución de costos no serían suficientes para ello ante los niveles de producción de nuestros apicultores y las condiciones actuales del mercado.

Las prácticas mercadológicas de envasado, etiquetado, promoción, etc. en combinación con las de certificación pueden llevar a atender la demanda de nuevos nichos de mercado aún sin atender no solo a nivel internacional, sino también nacional. Este último representa un gran potencial para los apicultores de la región, pero para ello requieren un gran esfuerzo de capacitación, infraestructura, capital.

Por otro lado, la búsqueda de nuevos mercados para la miel por parte de los intermediarios de la Península de Yucatán, sin duda puede crecer en ciertos beneficios para la apicultura, sin embargo las expectativas deben tomarse con ciertas reservas ya que a pesar de que se trata de mercados internacionales que exigen menor calidad en las importaciones, no debe olvidarse que da acuerdo a cifras del Banco Mundial en el 2000, el mercado Caribeño en suma con el Centroamericano representa apenas 18 millones de posibles consumidores que en su mayoría muestran un poder adquisitivo deteriorado.

Finalmente, la respuesta al problema del mercado de la miel no debe de ser orientado exclusivamente al mercado internacional ya que según las cifras de precios registrados en el mercado regional y nacional, así como las potencialidades de crear una cultura de consumo que eleve el consumo per cápita de miel en México ofrecen un panorama amplio de potencialidades que deben ser estudiadas.

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