Objetivo:
analizar las características de la actividad apícola
en Quintana Roo así como el panorama general de las
condiciones actuales del mercado mundial y regional, lo cual
permitirá aportar elementos que ayuden a conocer la
problemática por la que atraviesa la apicultura del
Estado.
Introducción
La Península de Yucatán es por tradición
una región importante productora de miel a nivel mundial,
ya que en gran proporción (95%) su producción
se destina al mercado internacional, siendo inclusive considerado
dentro de los primeros exportadores y productores de gran
calidad en Europa y Estados Unidos, donde este producto es
altamente demandado por sus características de origen
botánico y propiedades mismas de la miel (Apimex, 2001).
Existe un bajo consumo per cápita de miel entre la
población de México, este aspecto es importante
y debe ser tomado en cuenta en el futuro próximo del
comercio de la miel.
En México, los pequeños productores
se caracterizan por estar dispersos y por carecer de comunicación
entre ellos. Además, los apicultores de la Península
de Yucatán han venido a menos en productividad y beneficios
que encuentran en la apicultura, debido a la llegada de la
abeja africana (Apis mellífera), a la detección
del ácaro Varroa jacobsoni Oudemans, los bajos precios
de la miel durante años en el mercado internacional,
efectos climáticos, falta de organización de
los productores y mejores condiciones para producir con certificación
y diversificación de productos (Villanueva y Collí,
1996, Jiménez ,1998 y Guzmán, 2001).
Por otra parte, los intermediarios ejercen
un gran control sobre el mercado organizado, quiénes
pagan a precios bajos al productor y distribuyen el producto
en el mercado internacional obteniendo todo el beneficio que
ello implica. Sin embargo, algunos apicultores logran colocar
en los mercados regionales una parte de su producción
obteniendo un precio un tanto mayor.
En Quintana Roo, según Sands (1984),
la apicultura responde a una lógica diferente a la
de economía de mercado ya que no se practica para obtener
grandes beneficios económicos, es decir, se traduce
en una actividad de subsistencia familiar heredada por los
mayas de la Península tiempo atrás.
Hoy en día la aportación de
los beneficios económicos a la economía familiar
se han reducido ante el acelerado proceso globalizador y los
problemas de de mercado de los últimos cuatro años,
principalmente en relación al precio en relación
al precio internacional.
La
apicultura es una actividad complementaria con otras de subsistencia
como la agricultura, animales de traspatio y la forestería
(Fig. 1). En Quintana Roo existen muchos recursos naturales,
a diferencia de otros estados (Sands, 1984), que les permitirían
dar mayor valor agregado a la miel, a través de la
certificación de origen orgánico. La mayor parte
de los apicultores de la Península de Yucatán
son pequeños productores cuyos ingresos dependen en
gran parte de la venta de su miel, ya que sus otras actividades
productivas son básicamente de autoconsumo (Villanueva
y Collí, 1996).

Fig. 1 Patrón de actividades productivas complementarias
a la
apicultura de los mayas de Quintana Roo
Zona Maya, Municipio de Felipe Carrillo Puerto.
La
Actividad Apícola de Quintana Roo en el Contexto Nacional
Según
datos de la SAGARPA-CEA (2001), la Península de Yucatán
aporta el 31.7% del volumen total producido de miel en México.
Esto representa una cifra de alrededor de 17,541 tons producidas
de la mejor calidad en el mercado internacional, lo cual ubica
a esta región como la de mayor importancia dentro de
la actividad apícola de México.
Dentro
del total producido en la Península de Yucatán,
los datos oficiales de SAGARPA señalan que el Estado
de Quintana Roo aporta el 18% del volumen de miel, lo que
lo ubica en el tercer sitio de importancia en el área
señalada después de Yucatán que aporta
el 57% y Campeche el 25%, lo cual los ubica en el primero
y segundo sitio, respectivamente. Sin embargo, según
estimaciones de los centros de acopio y declaraciones de los
mismos intermediarios y técnicos de SAGARPA en la zona
maya se calcula que alrededor de 1,000 toneladas registradas
en los centros de acopio de Valladolid provienen de poco más
de nueve comunidades aledañas a la frontera de Quintana
Roo, principalmente de las comunidades de Dziuché,
Presumida, Señor, San José, San Roman, Fco.
I. Madero, Tihosuco y Sta. Rosa y aquellas comprendidas hasta
Tepich en la región conocida como los Chunes. Esto
provoca variaciones en los datos reales sobre la producción
relativa por estados. A esto también hay que agregar
el comercio a través de intermediarios que distorsionan
los registros con el tránsito de miel de una entidad
a otra.
El
Estado de Quintana Roo según cifras estimadas con base
a datos de la SAGARPA (2001), para 1999 se ubicaba en el sexto
puesto como principal productor de miel en México con
un toal de 3,164 tons producidas, después de los estados
de Yucatán que ocupa la primera posición con
9,980 tons; Guerrero en segundo sitio con 5,899 tons; Veracruz
en tercero y Jalisco en cuarto lugar con 5,669 y 5,004 tons,
respectivamente; Campeche ocupa la quinta posición
con 4,397 tons. (Fig. 2).

Fig.
2 Participación por estado en la producción
nacional de miel 1999
Fuente: Elaborado con base a datos de SAGARPA –CEA 2001
En
cuanto a la participación del estado de Quintana Roo
en el inventario nacional de colmenas realizado por SAGARPA-CEA
en 1999, esta entidad registra el sexto sitio con un total
de 113,530 colmenas que representan el 5% del total nacional,
superado en orden de importancia por Yucatán con 271,137
(14%); Jalisco con 243,318 (13%); Campeche con 195,168 (10%);
Veracruz con 166,365 (9%) y Guerrero 123,895 (6%). Estos datos
oficiales muestran ciertas inconsistencias con la producción
(Fig. 3).

Fig.
3 Participación de Quintana Roo en el inventario apícola
nacional de 1999
Fuente: Elaborado con base a datos de SAGARPA-CEA 2001
La
Producción de Miel en Quintana Roo
La Secretaría de Desarrollo Agropecuario, Rural e Indígena
(SEDARI) del Gobierno del Estado (2001b) reporta que la apicultura
es una actividad de importancia por los beneficios socioeconómicos
y el carácter social que representa para las cerca
de 3,700 familias del sector rural que dependen de ella. Según
estimaciones propias realizadas sobre la base de la producción
estatal del año de 2000, la apicultura representó
un ingreso económico promedio de alrededor de $5,000.-
pesos anuales por productor, a los que habría que descontar
los costos de producción. Esto de alguna manera explica
los apoyos del Gobierno del Estado a manera de subsidios hacia
la apicultura a pesar de sus condiciones de producción.
Aunque este aporte al ingreso familiar es bajo, resulta de
gran importancia para la subsistencia ya que el efectivo que
se recibe por la venta de la miel es en algunos casos, la
fuente de ingresos más importante dentro del patrón
de actividades de la unidad económica familiar de muchos
quintanarroenses (Villanueva y Collí, 1996).
En este
sentido cabe destacar las diferencias que se registran en
relación con los productores de otros estados quiénes
obtienen mayores ingresos por año provenientes de una
mayor productividad y diversificación de la actividad.
Según datos de Vandame (2001), en Chiapas la apicultura
genera un ingreso promedio anual de $9,700.- pesos por apicultor,
mientras que en Campeche se ha calculado un promedio anual
de $5,623.- pesos. Para el caso de Yucatán según
estimaciones de la Sociedad Apícola Maya (2001) algunos
productores reportan ingresos entre $6,000.- y $7,000.- pesos
anuales. Sin embargo, estas cifras varían por supuesto
con base en las condiciones de productividad de cada apicultor
independientemente de la zona en que se ubique. Para Quintana
Roo el rendimiento promedio para los últimos dos años
(2000 y 2001), según estimaciones con base a datos
del Programa Apícola de la Secretaría de Desarrollo
Agropecuario, Rural e Indígena (SEDARI) fueron de 26
y 30 kgs de miel por colmena, respectivamente.
En los
últimos años los efectos climáticos como
los huracanes Mitch y Keith y las heladas en el año
2000 han afectado notablemente la flora néctar-polinífera
de la región y esta a su vez la producción de
miel, lo que ha exigido esfuerzos extraordinarios por parte
de los apicultores para tratar de mantener la producción.
Por ello actualmente se están coordinando esfuerzos
para impulsar la producción de miel ecológica
para el mercado internacional con mayores precios y beneficios
para los productores, así como las posibilidades de
dar valor agregado al producto e impulsar el consumo de miel
entre la población de la región.
La miel
que se recolecta en el estado de Quintana Roo proviene de
más de 40 especies melíferas distintas según
investigaciones realizadas por Villanueva (2001), lo que demuestra
la gran diversidad de especies que es factible certificar
de acuerdo al origen de la miel de Quintana Roo, lo que daría
como resultado una agregación de valor en el mercado
europeo de alrededor del 20%. Las principales especies visitadas
según los resultados de estas investigaciones son:
tajonal (Viguiera dentata), chechem (Metopium brownei), tsiitsilché
(Gymnopodium floribundum), chaká (Bursera simaruba),
kaan-chunub (Thoninia canesceras), sak-piixoy (Trema micrantha),
salam (Lysiloma latisiliquum), etc.
El color
promedio de la miel obtenida varía en gran medida de
acuerdo a la especie nectarífera de la cual proviene
y de su madurez. En el mercado local es comúnmente
seleccionada como miel clara y oscura aunque se considera
con mayor demanda la miel ámbar clara de supuesta mejor
calidad entre los consumidores. Por lo general las mieles
de la Península de Yucatán no se separan de
acuerdo a su origen botánico, lo que se hace es mezclarlas,
impidiendo de esta manera darles un valor agregado. Algunas
mieles podrían ser consideradas como monoflorales por
lo cual pudieran tener un mayor valor comercial, su precio
se podría incrementar hasta en un 100%.
Echazarreta,
Quezada, et, al. (1997) y Miel Mex (2001), señalan
que la colecta de miel inicia con la floración en los
meses de enero y febrero incrementando su volumen obtenido
en los meses de marzo a junio. En este primer semestre se
obtiene el 95% del total producido. El 5% restante se obtiene
en la segunda mitad del año, aunque los problemas de
humedad son más frecuentes en los centros de acopio
ya que superan en ocasiones el 20% de humedad exigido como
máximo.
En Quintana
Roo y el resto de la Península, la apicultura reviste
características de orden social desarrollada exclusivamente
para la obtención de miel, por lo que difícilmente
se obtienen otros productos de las abejas para su comercialización
(SEDARI, 2001).
La apicultura
ha sido fundamental para la conservación de la biodiversidad
ya que las abejas polinizan durante el pecoreo, infinidad
de plantas (Munguía, 1999). El empleo de la abeja africana
en plantaciones comerciales es escaso en Quintana roo ya que
la polinización no es necesaria debido a que existen
suficientes abejas nativas que las polinizan.
Según
datos del Censo Apícola 1990-2000 (SAGARPA, 2001 y
TRON, L. 2001) e información del programa Apícola
de la SEDARI (2001a y 2001b), el volumen de miel obtenido
desde 1986 se ha mantenido en un promedio de 3,100 toneladas
por año, con algunas fluctuaciones hasta un máximo
de 3,300 tons. en 1996 y un mínimo de 2,630 tons en
el año 2000. Las cifras más bajas en estos últimos
12 años se registraron precisamente en los años
recientes. En el 2001 la cifra registrada era de 2,081 toneladas
lo que al parecer sería una baja en la actividad (Fig.
4).
La caída
en la producción apícola se explica como efecto
de la africanización y la presencia de la varroasis
según Villanueva y Collí (1996). También
en los años en que se ha reportado presencia de huracanes
como el Opal y Roxana y más recientemente los huracanes
Keith y Mitch, se han registrado mermas importantes en la
producción.
Otro factor
importante a considerar en la actividad apícola es
la edad de los productores. La asistencia técnica de
la SAGARPA en el Municipio de Felipe Carrillo Puerto (2001)
reporta que en la zona maya de Quintana Roo muchos apicultores
son principalmente adultos mayores de 40 años, ya que
los jóvenes se han visto obligados a abandonar la actividad
al trasladarse a las zonas turísticas para vender su
fuerza de trabajo ya que el precio pagado por la miel les
resulta poco atractivo.

Fig. 4 Producción de miel en Quintana Roo 1986-2001
(toneladas)
Fuente: Elaborado con base a datos de SAGARPA, Tron y SEDARI
(2001)
Inventario
Apícola en Quintana Roo
El
inventario apícola de SAGARPA (1990-2000) y las cifras
recientes de SEDARI (2001b) muestran cierto detrimento en
torno a la actividad apícola partiendo de la base de
los últimos 12 años. Esto se observa en la figura
5, la cual muestra un drástica caída del 40%
en el número total de colmenas registradas entre 1990
y 1995. A partir de 1996 y hasta el año 2000, se puede
observar una cierta recuperación del 24.1% de las pérdidas
debido probablemente al subsidio que recibieron los apicultores
por parte del Gobierno del Estado. Sin embargo, cabe mencionar
que para el 2001 se reporta un ligero descenso en el total
de colmenas cuya cifra fue de 100,310 en toda la entidad debido
principalmente a los efectos climáticos del huracán
Keith que afectó el año anterior a la zona centro
y sur de Quintana Roo (Fig. 5 y Tabla 1).

De acuerdo
a cifras del Programa Apícola de la SEDARI (2001b)
en Quintana Roo se registra un total de 3,689 apicultores
distribuidos en cinco municipios del Estado. Se encuentran
agrupados en 17 Sociedades Apícolas que en su mayoría
se localizan en los municipios de Othón P. Blanco (7),
Felipe Carrillo Puerto (5) y José María Morelos
(3). Las dos restantes se localizan en los municipios de Solidaridad
y Lázaro Cárdenas (Tabla 1). Cabe mencionar
que en cinco de estas asociaciones (distribuidas en 4 municipios)
se concentra el 70.1 % del inventario de colmenas. También
estas cinco asociaciones producen el 69% del volumen total
de miel e incluyen al 66% de los productores registrados en
el Estado en el 2001. Las cifras por municipio muestran una
gran concentración de la producción en tres
de ellos (Figura 6).

Fig.
6. Importancia relativa de los municipios apícolas
en términos de los volúmenes de producción
obtenidos en el 2001
Fuente: Elaborado Con Base a Datos del programa Apícola
(SEDARI, 2001)
Tabla
1. Indicadores recientes por sociedades apícolas en
Quintana Roo
Organización |
Municipio |
No. De apicultores |
No. De Colmenas |
Producción de Miel (tons) |
S.P.R. “Hai-Ich-Cab” |
O.P.B |
62 |
1550 |
48 |
S.P.R. “Miel y Cera de Otón P. Blanco” |
O.P.B. |
1044 |
18000 |
50 |
S.P.R. “Soc. de Agricultores de Caobas” |
O.P.B. |
66 |
1168 |
35 |
S.P.R. “Hu-Lol-Ché” |
O.P.B. |
16 |
1780 |
53 |
S.P.R. “Productores Apícolas de Laguna
OM” |
O.P.B. |
45 |
1466 |
43 |
S.P.R. “Kabi-Jabim” |
O.P.B. |
70 |
1500 |
45 |
Soc. Microindustrial de R.L. “Miguel
Hidalgo” |
O.P.B. |
60 |
1300 |
39 |
S.P.R. Muuch-Meyaj” |
J.M.M |
722 |
10000 |
300 |
S.P.R. “Miel y Cera de Dziché” |
J.M.M |
580 |
16000 |
450 |
Soc. Microindustrial de R. L. “Lic.
avier Rojo Gómez (S de R.L. MI) |
J.M.M |
21 |
315 |
10 |
S.S.S. Chilan-Kaab´Ob |
F.C.P. |
290 |
3896 |
117 |
S.P.R. Miel y Cera de Felipe Carrillo
Puerto” |
F.C.P. |
248 |
3450 |
104 |
S.P.I.F. “Tumben Cuxtal” |
F.C.P. |
205 |
5000 |
150 |
“Productos orgánicos del Sureste” |
F.C.P. |
157 |
3000 |
120 |
S.P.R. “Nojoch Xuunan Kaab” |
F.C..P. |
300 |
18,006 |
540 |
S.P.R. “Kazihil-Kaboób” |
L. C. |
391 |
6515 |
195 |
S.P.R. “Productores y Realizadores
de Miel Maya” |
Sol. |
328 |
4768 |
143 |
(OPB)
Othón P. Blanco; (J.M.M) José
Maria Morelos; (F.C.P) Felipe Carrillo Puerto;
(L.C) Lázaro Cárdenas; y, (Sol).=
Solidaridad
Fuente: Programa Apícola, SEDARI (2001)

Infraestructura
Disponible y Centros de Acopio
Actualmente
se cuenta con cuatro plantas propiedad del Gobierno del Estado,
que operan en comodato. Se localizan en cuatro municipios
del Estado: Othón P. Blanco, Felipe Carrillo Puerto,
José María Morelos y Lázaro Cárdenas.
Estas plantas cuentan con capacidad de 60 toneladas cada una,
con acopio, purificación y envasado de miel en tambores
de 300 kg, aunque dos de ellas se encuentran sin operar en
la actualidad (ubicadas en Nuevo Xcan y Felipe Carrillo Puerto).
Existen
además organizaciones de productores en Felipe Carrillo
Puerto y José María Morelos que cuentan con
plantas propias (Figura 8). También recientemente el
Gobierno del Estado instaló un pequeño centro
de acopio con capacidad de 15 toneladas en la localidad del
Cedral del municipio de Lázaro Cárdenas.
La empresa
privada “Industria Mielera del Caribe” recientemente
se ha instalado en Dziuché, Mpio. de José María
Morelos como centro de recepción y acopio en esa localidad,
sin embargo aún no entra en operación. Además,
operan como intermediarios particulares en Felipe Carrillo
Puerto y Chetumal: la empresa “Miel Mex, S.A.”,
en Ucum Mpio. de O.P.B. la empresa del Sr. Berrón Autrique
de la ciudad de Mérida y en Chunhuhub Mpio. de Felipe
Carrillo Puerto el Sr. Luis Romel de ascendencia alemana.
Como acopiadores
y envasadores de miel únicamente se registra la SPR
“Macario Gómez que en asociación con el
Mpio. de Solidaridad operan la empresa “Productores
y Realizadores de Miel de la Riviera Maya”.

Fig.
8 Infraestructura del centro de acopio de la S.S.S. “Chi´ilan-Kaab´ob”
en el Mpio. de Felipe Carrillo Puerto
Fotografías: Trabajo de Campo. Febrero de 2001
La
Miel en la Religión
Los
historiadores describen la actividad apícola y el intenso
cuidado de las abejas que tenían los mayas durante
la colonia; asimismo resulta evidente que la meliponicultura
en esa época estaba más extendida que la apicultura
en cualquier país de Europa. Los mayas utilizaron la
miel como el recurso principal en la fabricación del
“balché”, bebida que incluía además
de la miel, corteza del balché (Lonchocarpus longistylus
Pittier) y agua, que se utilizaba en festividades religiosas.
El documento más antiguo sobre aspectos relacionados
con la apicultura en la Península es el códice
Troano (de la época hispánica) en el cual se
hace mención de las festividades religiosas. Festejos
similares fueron descritos por el obispo Diego de Landa, quien
comenta que durante los meses de Tzec (Noviembre) y Mol (Diciembre),
los apicultores mayas celebraron fiestas dedicadas principalmente
al dios Ah-Muzencab para asegurar un buen flujo de néctar,
muy importante para lograr una buena cosecha de miel (Enciclopedia
Yucatanense, 1973).
Comercio
de la Miel en la Península de Yucatán
La
miel ha sido utilizada también como moneda y ha sido
objeto de un intenso comercio que realizaban desde Tabasco,
por mar con Honduras (Ulúa) y Nicaragua, así
como con el Imperio mexica. A cambio de miel y cera, los mayas
probablemente recibían semillas de cacao y piedras
preciosas (Labougle y Zozaya, 1986). Esta práctica
ha sido utilizada en numerosas culturas en el mundo. Con la
llegada de los españoles a América, podría
pensarse también en la introducción de la abeja
común europea (A. mellífera), sin embargo, la
metrópoli siempre consideró la venta de miel
y cera como un monopolio real y exclusivo de España.
No obstante debido a las actividades religiosas surgió
una fuerte demanda de la cera de abeja, utilizada para fabricar
velas, que eran absolutamente indispensables para oficiar
la misa. Por ello, la casta de los “halch-uinics”
al ocupar en la Península de Yucatán el sitio
que correspondía, los españoles les exigieron
cera como tributo. Después, con la introducción
de la caña de azúcar la miel pasó a segundo
lugar y sólo se empleaba para la fabricación
del balché (Ruz, 1980).
Gómez (1990), cita que el desarrollo comercial de la
miel se dió en la Península de Yucatán
a partir de la década de los años 30’s
(principalmente en el estado de Yucatán y posteriormente
en Quintana Roo) y es a partir de esa fecha que se da un fuerte
impulso a la apicultura; la difusión cada vez mayor
de los beneficios que otorga esta actividad, ocasionó
que la gente se interesara más en ella y que las empresas
comenzaran a crecer, formándose así, asociaciones
en toda la Península. En el año de 1968 se formó
la Sociedad Apícola “Javier Rojo Gómez”,
que actualmente cuenta con cuatro centros de acopio que se
encuentran situados en Chetumal, Nuevo Xcan, Dziuché
y Felipe Carrillo Puerto.
El
14 de octubre de 1971 se constituyó el Comité
Apícola Peninsular (CAP) en Cozumel, Q Roo., con el
objetivo de unificar la oferta al mercado exterior. Este comité
lo constituyen la Sociedad de Crédito Agrícola
de R. L. “Lic. Javier Rojo Gómez (ARIC), Quintana
Roo. ; Miel de Abeja de Campeche, Campeche; “Apícola
Maya de Mérida”, Yucatán y la Sociedad
Cooperativa de Consumo Apícola “Lol-Cab”
S.C.L. en Mérida, Yuc. (Martínez, 1974).
En
la actualidad, SAGAR (1996) y Collí (1998) mencionan
que en la Península de Yucatán se exporta aproximadamente
entre un 95 y un 99% de la miel que se produce, el otro 1%
a 5% es consumida localmente. Citan que actualmente los apicultores
están organizados en sociedades y están empezando
a exportar sus productos sin el intermediarismo que siempre
ha prevalecido, y de esta forma los productores han incrementado
sus ganancias.
La miel de la Península se exporta principalmente a
Alemania (70 %) e Inglaterra (20%), y el resto (10%) a Bélgica,
Holanda, Italia y Estados Unidos de América (SAGAR,
1996). Desde 1994 se empezó a exportar a Arabia Saudita
y el año pasado se inició la exportación
a Filipinas (SAGAR, op cit).
En
diversos medios impresos de circulación en la Península
se menciona que los intermediarios que acaparan la compra
y exportación de miel en la Península de Yucatán
(Berrón, Salazar, Miel Mex, S.A de C.V, etc), han manifestado
poco interés en industrializar la miel para darle más
valor agregado al producto, sin embargo, se han expresado
favorablemente hacia la conquista de nuevos mercados en el
Caribe y Centroamérica como Guatemala, Aruba, Honduras,
etc., que implican menos exigencias en materia de calidad.
Según
datos de la SEDARI (2001b) , en Quintana Roo se registran
un total de 17 organizaciones sociales que abarcan la mayoría
de los productores de la entidad. Esta dependencia ha contribuido
con 6 millones de pesos anuales para apoyar el desarrollo
de la apicultura en el estado, lo que ha permitido tener una
producción de 3,000 toneladas de miel por año.
Sin embargo, se ha registrado una caída en los precios
bajando de $15.°° por kilogramo en 1997 a menos de
la mitad, es decir $5.°°, $6°° y $7.°°
por kilogramo en los años subsecuentes (Hau, 2001).
Por otro lado, en información obtenida en campo (Güemes,
2001) de los mismos productores e intermediarios, se señala
que el consumo de miel en el mercado regional es en el mayor
de los casos ocasional, y no tiene el nivel de exigencia de
calidad del mercado internacional. La comercialización
de la miel se ha caracterizado por realizarse en envases de
vidrio de Coca Cola de medio litro o botellas de vino de 1
litro que son lavadas a mano.
No
se registran prácticas mercadológicas especializadas
de envasado o etiquetado, entre otras, a diferencia de Yucatán
donde inclusive se ha detectado recientemente el intento de
fabricar paletas y dulces ó jarabes medicinales naturales
en combinación con otros subproductos como el propóleo.
Estos
compuestos de miel y propóleo son vendidos a razón
de $10.°° a $12.°° en cajitas con 10 pastillas
y de $14.°° y hasta $53.°° pesos en botellitas
de plástico de 100 ml., respectivamente.
También
se comercializa polen en envases de plástico de 365
grs que son vendidos a razón de $65.°° c/u,
según se pudo constatar en visita de campo en el mes
de febrero a la Sociedad de Producción Rural Chi´ilan
Kaabo´ob del municipio de Carrillo Puerto, Q Roo. Sin
embargo, el proceso de envasado se realiza en Yucatán
con polen que se envía desde el municipio de Carrillo
Puerto.
Los intermediarios como norma general exigen como calidad
en la miel un porcentaje máximo de 18 a 20 grados de
humedad y cuando estos niveles son rebasados simplemente no
aceptan en compra el producto. Sin embargo, el gerente de
la empresa Miel Mex , S.A. de C.V. en Chetumal, Sr. Manuel
Silva en coincidencia con el Programa apícola de la
SEDARI en Quintana Roo (2001a), señalan que recientemente
ante los problemas en el mercado internacional relacionados
con el contenido de residuos tóxicos en la miel se
ha iniciado una campaña para informar a los productores
sobre el hecho de evitar el uso de ciertos químicos
de manera irracional (tabla 2) cuya presencia al ser detectada
(algunos por encima de un rango determinado) en los laboratorios
en Alemania y Europa en general, provocan el rechazo inmediato
de esa remesa con consecuencias posteriores.

Además, los intermediarios
(Berrón, Salazar, Miel mex, etc.) señalan que
las condiciones de manejo de los productores no permiten mejores
condiciones de calidad para seleccionar la miel por su origen,
pureza, etc. que darían valor agregado al producto.

Fig.
9 Miel en envase de medio litro de Coca cola y polen en envases
de Gerber en exhibición para su venta al detalle en
pequeñas tiendas de Presumida y Chetumal
Fotografía: José María Morelos, Q Roo.
Tienda del Sr. Rivorosa y Chetumal, Q Roo. local comercial
ubicado en el Mercado “Nuevo”
En
recorridos de campo por la zona maya, fue posible observar
que la miel se comercializa a granel en cubetas de 19-20 litros
que regularmente fueron envases de pintura, o bien, en garrafas
desde 5 hasta 20 litros, que muchas veces presentan condiciones
de higiene bastante descuidadas, asimismo, debe señalarse
la práctica que los mismos intermediarios efectúan
en el centro de acopio al mezclar las distintas mieles que
llegan a ofrecer los apicultores desde sus apiarios de la
región en condiciones distintas de humedad, color,
pureza, etc. Esto nos llevó a concluir después
del trabajo de campo, que el esfuerzo del Gobierno del Estado
ha sido en el sentido de mejorar el equipo de los productores
quiénes han querido aprovechar los subsidios para elevar
la producción lo cual parece tener resultados significativos,
sin embargo, el marcado intermediarismo, la escasa organización
y la falta de fondos de capital como un fondo revolvente para
la comercialización resultan trascendentes en el planteamiento
de la problemática apícola actual de esta región
(Güemes, 2001).
Si
bien es cierto que existen esfuerzos de organización
y regulación del precio por parte de una Sociedad de
Producción Rural, Chi´ilaan Kaabo´ob, aún
falta mucho por hacer en términos de calidad y sobretodo
en materia de mercadeo y comercialización.

Fig.
10 Tipos de envase y nivel de higiene al transportar miel
del apiario
al centro de acopio más cercano
Fotografía: Febrero de 2001. Felipe Carrillo Puerto.
Q,Roo.
La
capacitación parece ser también un factor importante
en la resolución de los problemas de los productores.
Existe una marcada dependencia de la actividad hacia la existencia
de un reducido número de intermediarios que monopolizan
las exportaciones de miel, inclusive en la Península.
En este sentido resulta aún más grave la situación
para la apicultura de Quintana Roo, ya que todo parece asociarse
en torno a un solo factor del cual se derivan los demás,
el precio de la miel en el mercado ante la falta de nuevos
planes para el desarrollo de nuevas formas para su comercialización
y para el desarrollo de otros subproductos de la Apicultura
y del valor agregado que pueda darse directamente a la miel
(Hau, 2001).

Fig.
11 Estrategias de envasado para dar mayor valor agregado a
la miel. Soc. de Producción Rural de Chi´ilaan
Kaabo´ob, Mpio. de Carrillo Pto. Q Roo.
Fotografía: Sociedad Rural de Producción. Mpio.
De Carrillo, Puerto.
Consumo
de la Miel
En relación
al consumo en el mercado local popular, García, et
al. (1999) obtuvieron en un sondeo de mercado del consumidor
final en la localidad de Chetumal, que el 97% de los entrevistados
consumía miel contra un 3% que no la consumía.
Además, este alto porcentaje de consumidores se manifestó
con un marcado gusto por la miel aunque su frecuencia de consumo
mostró gran variabilidad ya que el 34.5 % de estos
la consume una vez al mes, el 51.7% la compra cuando es necesario
por enfermedad de la gripe principalmente, o cada dos meses,
sólo el 10.4% la compra con relativa frecuencia y el
3.4% una vez por semana. Esto hace suponer que existen amplias
posibilidades de incrementar la demanda en el mercado regional.
En cuanto a las porciones o volúmenes de miel que adquieren,
el sondeo de García, et al. (1999) en primera instancia,
revela que existe una marcada preferencia por presentaciones
de 1 litro, aunque las pequeñas de medio litro y cuarto
litro son también aceptadas en ese orden de preferencias,
quedando descartada la presentación de ¾ de
litro ya que suele engañar al consumidor en relación
al precio, pero que el volumen de compra siempre estará
en función de las necesidades o motivos de compra del
cliente, los cuales deben ser estudiados a fondo.
El Mercado Internacional de la Miel
Europa,
sin incluir los países de la antigua Unión soviética,
tiene aproximadamente 13 millones de colmenas de abejas, un
promedio de 7 por cada 2.6 km2, una densidad de colmenas siete
veces mayor que la de cualquier otro continente (Tiatrini,
2001).
A pesar
de la gran densidad de abejas, se consume más miel
de lo que puede producirse y Europa occidental es la región
del mundo que aporta mayor cantidad de miel. Los europeos
en general están acostumbrados a consumir miel ya que
es parte de su herencia de siglos pasados, cuando la apicultura
formaba parte del ritmo de vida de cada comunidad rural y
las ciudades eran lo suficientemente pequeñas, proveían
a las colmenas silvestres de alimento y lugares para anidar
(Apimex, 2001).
Sands (1984), cita que los países con más alto
nivel de consumo de miel son todos los países industrializados.
En orden descendente de consumo quedarían de la siguiente
manera: Holanda, Canadá, Alemania, Bulgaria, Austria,
Dinamarca, y los Estados Unidos. Todos estos países
consumen 0.6 kilogramos o más de miel por persona al
mes con el caso especial de Holanda que reporta en edades
medias un consumo hasta de 2 kilogramos per cápita
lo cual debe ser contrastado con los datos promedio de los
países de Centro América y Sudamérica
de 0.16 kilogramos per cápita por mes.
Los más
grandes importadores y consumidores de miel son las naciones
industrializadas: Alemania, Japón, Reino Unido, Italia,
Francia, Holanda, Suiza, Bélgica y Luxemburgo (listados
en orden por volumen de importación en 1981). En todos
estos países, excepto los Estados Unidos, la miel es
primordialmente consumida como miel de mesa en aproximadamente
el 90% del consumo total. En los Estados Unidos cerca del
20% es absorbido para usos industriales tales como el tabaco,
cereales y cosméticos (Sands, op cit). También
es necesario considerar que Alemania y otros países
de Europa sí presentan altos niveles de importación,
también de que son redistribuidores de Europa, según
consta en los siguientes datos (Tabla 3).
México
tiene una importante participación entre los tres principales
exportadores de miel a Europa, principalmente a Alemania,
país al que en 1999, exportó en promedio 14,323
toneladas, lo que representa el 16% del total de las importaciones,
ocupando el segundo lugar en importancia después de
Argentina que alcanzó una cifra promedio de 27, 328
toneladas con el 30% de la demanda de los alemanes. El tercer
lugar lo ocupa China con 12,729 toneladas, es decir el 14%
(Braunstein, 2001a). El precio (CIF) promedio que se pagó
por la miel mexicana fue de US$1.26 dólares por kilogramo,
mientras que la miel de Argentina y China recibieron en promedio
US$1.10 y US$0.95 dólares en promedio, respectivamente.
Tabla
3. Número de importadores, agentes y empacadores de
miel en Europa en el año 2000 (estimado)

En
el mercado de Estados Unidos, a pesar de la cercanía,
México cubrió entre enero y julio de 2000 apenas
el 4% promedio de las importaciones de ese país, a
diferencia de Argentina que es el principal abastecedor de
miel de Estados Unidos, ya que aporta el 35% del total (Braunstein,
2001ª). En este mercado la miel mexicana marcó
una variación en el precio promedio (CIF) por kilogramo
entre US$0.9 y US$1.17 dólares, mientras que la miel
Argentina y China se pagó en promedio a razón
de US$0.9 dólares el kilogramo (Braunstein, 2001ª
y b ).
Normas de Calidad en el Mercado Internacional
Por
definición, la miel es un producto natural, que no
contiene aditivos ni conservantes. La fecha indicada en los
botes en los mercados internacionales es meramente un dato
que hace referencia a su frescura, aunque la miel puede conservarse
por varios años conservando su aroma y características
gustativas originales.
Según
la legislación europea, la simple palabra “miel”
sobre un embalaje es suficiente para asegurar al consumidor
un origen 100% natural. Sin embargo, la calidad de los productos
es además regularmente controlada por laboratorios
autorizados (Bernard , 2001).
Existen tantas variedades de mieles como especies vegetales
nectaríferas. Cada miel va a tener un aroma y sabor
distintivo de acuerdo a la especie vegetal que la abeja visitó.
Las mieles son clasificadas en los mercados internacionales
según sus orígenes:
a)
Orígen botánico: hablamos generalmente de miel
monofloral como la miel de acacia, de brezo, de lavanda, de
romero, de trébol, etc.; o de terruños multiflorales
(mieles de varias flores) a menudo clasificadas según
los lugares de cosecha (llanura, montaña ó bosque),
o la temporada (miel de primavera o de verano ...)
b)
Origen geográfico: las mieles de las regiones son clasificadas
según el orígen geográfico y la flora
habitual de una región determinada: miel de los pirineos,
miel de los Alpes, miel de Anou, miel de Córcega, miel
de Gátinais, miel de Francia, miel de la península
de Yucatán, etc.
c)
Miel de mielada: Nos referimos a la miel que producen las
abejas al libar las secreciones de áfidos, estas mieles
se producen en los bosques de zonas templadas
Discusión
En
coincidencia con Villanueva y Collí (1996) para ayudar
a fortalecer la apicultura y su comercialización en
Quintana Roo es necesario llevar a cabo ciertos mecanismos
y acciones, entre ellos: establecer un Laboratorio para determinar
el origen botánico y calidad de las mieles que se producen,
determinando su origen botánico que permitiría
penetrar nuevos mercados nacionales e internacionales con
mayor valor agregado y por supuesto con mayores precios (al
menos 20% más) y beneficios para la apicultura. Si
no fuera posible construir un laboratorio de calidad de miel,
recurrir al laboratorio de SAGARPA en la ciudad de Mérida.
Habría
que analizar la factibilidad de producir miel orgánica,
ya que en Quintana Roo existen aún recursos néctar-poliníferos
en abundancia, sin embargo, las condiciones generales de infraestructura
propias para su producción y los niveles de organización
y capacitación de los apicultores están en niveles
que exigen un esfuerzo adicional.
También
es importante estimar la rentabilidad real que produciría
al agricultor el producir miel ecológica, ya que de
acuerdo a las tendencias observadas en los precios en los
últimos años estos han venido a la baja y se
estima sigan con esta tendencia. Estos precios deberán
ser comparados con los costos reales que implica el producir
esta miel incluyendo los costos de oportunidad que representa
el abandonar la producción de miel convencional. Así
mismo para evaluar el concepto ecológico de la producción
de miel deberá considerarse también el costo
de las externalidades bajo el concepto del desarrollo sustentable.
Por
el lado del mercado internacional de la miel ecológica
la demanda supera a la oferta de este tipo de productos que
alcanzan gran valor en mercados como Alemania, Inglaterra,
Holanda, Francia, Suiza y Arabia Saudita, pero no debe dejar
de pensarse que esto traerá beneficios siempre y cuando
se reduzca el intermediarismo.
También
es necesario desarrollar en Quintana Roo una apicultura más
integral y tecnificada, intensiva, y organizada que permita
elevar los volúmenes de producción aprovechando
las economías a escala, situación que daría
enormes ventajas para negociar y regular precios en relación
a costos de producción que por ende deberán
bajar. Por ello, la organización de los productores
es importante, sobretodo por la modalidad de incluir a la
apicultura dentro de un patrón de actividades de subsistencia
de las familias mayas.
Según
investigación de campo a principios del 2001, se reportan
opiniones de los apicultores de la zona maya quiénes
señalan la falta de capitalización de los apicultores
limita el poder incrementar el inventario de colmenas. También
aceptan la necesidad de elevar la calidad de la miel y de
la producción, para lo cual la capacitación
es indispensable.
Lo
anterior demuestra en cierta medida que la subsistencia de
la actividad apícola está en función
de un gran porcentaje del subsidio que se recibe y que acaba
por absorber los costos de la producción, ya que el
ingreso por la venta de la miel se destina a cubrir los gastos
familiares inmediatos y pocas veces a incrementar el número
de colmenas en posesión. Si a lo anterior agregamos
los efectos climáticos y demás factores externos
como fluctuaciones de precios, intermediarismo, competencia
en el mercado mundial y la varroasis. Todos estos factores
nos permiten entender mejor la vulnerabilidad de la actividad
y la necesidad de buscar alternativas que incrementen la rentabilidad
de la apicultura en Quintana Roo, y el resto de la Península.
Se
entiende que en oposición a los resultados esperados
por el programa apícola de la SEDARI en Quintana Roo,
en los últimos cuatro años, la actividad si
bien no ha ido en detrimento como consecuencia de este mismo
esfuerzo, tampoco ha mejorado sustancialmente, ya que se ha
registrado una caída en los precios bajando de $15.°°
por kilogramo en 1997 a menos de la mitad, es decir $5.°°,
$6°° y $7.°° por kilogramo en los años
subsecuentes (Guzmán, 2001).
La
actividad se ha retraído a niveles de poca rentabilidad
debido al promedio de colmenas por apicultor, el cual es muy
bajo, convirtiéndola en una actividad secundaria con
escaso manejo técnico ante el bajo estímulo
del precio y la necesidad de integrar otras actividades a
la unidad familiar que le permitan subsistir. A lo anterior
habría que agregar el problema de la falta de organización,
la presencia de la varroa y los problemas asociados con la
africanización.
Esto
no atañe solo a los apicultores, ya que las condiciones
del mercado, la descapitalización que se observa inclusive
en las asociaciones de apicultores más organizadas
y productivas, como la SPR CHIilaan Kaabo´ob de Felipe
Carillo Puerto, les impide crecer en volumen de producción
en organización, infraestructura, fondos de reposición,
etc. Por esto el objetivo y las metas de los próximos
programas del Gobierno deberán considerar estos aspectos
para lo cual requerirán de mayores recursos.
La
meliponicultura es una actividad que representa una ventaja
comparativa susceptible de aprovechar desde el punto de vista
del mercado regional e internacional, inclusive manejada en
pequeña escala ofrece un enorme potencial de aprovechamiento,
sin embargo, el efecto globalizador sobre la economía
de los mayas de Quintana Roo avanza más rápido
en sentido inverso al proceso de heredar la cultura de esta
importante actividad ancestral.
La
diversificación de productos de la apicultura hacia
la producción de polen, jalea real, propóleo,
cera y veneno de las abejas, no solo es factible sino necesaria
a fin de ver a esta actividad como rentable para el productor,
ya que los incrementos en los precios y la disminución
de costos no serían suficientes para ello ante los
niveles de producción de nuestros apicultores y las
condiciones actuales del mercado.
Las
prácticas mercadológicas de envasado, etiquetado,
promoción, etc. en combinación con las de certificación
pueden llevar a atender la demanda de nuevos nichos de mercado
aún sin atender no solo a nivel internacional, sino
también nacional. Este último representa un
gran potencial para los apicultores de la región, pero
para ello requieren un gran esfuerzo de capacitación,
infraestructura, capital.
Por
otro lado, la búsqueda de nuevos mercados para la miel
por parte de los intermediarios de la Península de
Yucatán, sin duda puede crecer en ciertos beneficios
para la apicultura, sin embargo las expectativas deben tomarse
con ciertas reservas ya que a pesar de que se trata de mercados
internacionales que exigen menor calidad en las importaciones,
no debe olvidarse que da acuerdo a cifras del Banco Mundial
en el 2000, el mercado Caribeño en suma con el Centroamericano
representa apenas 18 millones de posibles consumidores que
en su mayoría muestran un poder adquisitivo deteriorado.
Finalmente,
la respuesta al problema del mercado de la miel no debe de
ser orientado exclusivamente al mercado internacional ya que
según las cifras de precios registrados en el mercado
regional y nacional, así como las potencialidades de
crear una cultura de consumo que eleve el consumo per cápita
de miel en México ofrecen un panorama amplio de potencialidades
que deben ser estudiadas.
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